Este intrigante mosaico antiguo presenta una representación estilizada de un cielo nublado, acentuado por un prominente sol o estrella roja con radios en el centro. Las teselas azules y blancas están dispuestas formando patrones abstractos y arremolinados de nubes sobre un fondo más claro, evocando la sensación del cielo. La representación audaz, casi geométrica, del cuerpo celeste contrasta marcadamente con las formas más orgánicas de las nubes. Una importante área rectangular blanca en la parte superior sugiere una reparación moderna, una sección faltante o un espacio negativo deliberado que podría haber albergado una inscripción u otro elemento.

Los mosaicos con temas celestes eran comunes en el arte romano y bizantino, y se encontraban a menudo en techos (mosaicos de bóveda) o en los muros superiores de villas, templos o iglesias cristianas primitivas, diseñados para transportar al espectador a un reino celestial. La simplicidad y claridad de este diseño, junto con sus elementos simbólicos, apuntan a un posible significado alegórico o mitológico, que podría representar deidades asociadas con el cielo, el paso del tiempo o la presencia divina. La técnica implica la cuidadosa selección y colocación de teselas individuales para crear forma y textura, mostrando la perdurable habilidad de los antiguos artesanos del mosaico. Esta pieza, incluso con su sección oculta, sigue siendo un ejemplo convincente de la instalación de mosaicos antiguos, que refleja la fascinación eterna del ser humano por el cielo y sus habitantes celestiales.